El tratamiento de la hepatitis B puede consistir en:
- Es muy importante no realizar esfuerzos físicos mayores como levantar pesas, correr, caminar durante mucho tiempo o verse afectado por situaciones de estrés.
- Es imprescindible reducir a cero el consumo de bebidas alcohólicas, drogas y tabaco si existe imposibilidad de dejar de consumir debe consultarse con un profesional médico o grupo de ayuda.
- Una dieta basada en alimentos que no contengan grasas, sin carnes/pescados rojas, sin alimentos fritos y condimentados, no chocolate o productos lácteos enteros. Suele recomendarse comer poco y varias veces al día, sobre todo, frutas, verduras (las alcachofas son altamente recomendables) alimentos ricos en glucosa: miel, mermelada, compota…
Actualmente, existen siete medicamentos autorizados para el tratamiento de la infección por hepatitis B. Estos incluyen medicamentos antivirales lamivudina, adefovir, tenofovir, telbivudine y entecavir y los dos moduladores del sistema inmunitario interferón alfa-2a y el interferón pegilado alfa-2a.
Cirugía. La hepatitis B crónica, puede acabar dañando el hígado de forma irreversible, de forma que la única solución sería un trasplante.
Los lactantes nacidos de madres que se sabe que tienen hepatitis B pueden ser tratados con anticuerpos en contra del virus de la hepatitis B, la inmunoglobulina de hepatitis B o IgHB. Cuando se administra la vacuna con el plazo de doce horas de nacimiento, el riesgo de contraer la hepatitis B se reduce un 95%. Este tratamiento permite que una madre pueda amamantar a su hijo con seguridad.